miércoles, 2 de junio de 2010

Las Tres Manzanas Doradas

La Obra alquímica tiene tres fases bien concretas. Ahora por fín vislumbro lo estadios como grandes fases o periodos de transmutación:

De hecho el primer estadio, La Nigredo, suele ser una fase tediosamente larga en el tiempo, pero ocupa un insignificante espacio. en ella la putrefactio opera la transformación del todo inicial, la materia bruta en partes decantadas. Todos los Mal-humores se disipan. La oscuridad, el cuervo, los trabajos de Isis separando las visceras-organneon en vasos canopos, y el hechizo de la melancolia al ver precipitarse el tiempo derritido en la nada, nos lleva a la superación del Tiempo, de Cronos. Las Saturnales cantan precisamente esa proeza cada solsticio invernal.

El segundo estadio, La Albedo, es precisamente resultado de la calcinatio por lixiviación o trans-sustancia de al materia burda. Aqui empieza como un caolín blanquecino, sin cuerpo ni mixtura. Esta Sal tan necesaria, se recoge con suma delicadeza mediante aplicaciones lunares de agua de rocio. Pero cuidado, pues aun estando en esta segunda fase nadie ni nada garantiza, ni que los mismisimos dioses intervengan, la fijación de ese polvillo de Diana en la matriz. Valga entonces el consejo alquimista de Labora, Et Relabora Omnia Et Semper .
A partir de aquí las Artes de Mercurio-Hermes-Thot, son primordiales pues el Alma, liberada del Cuerpo fatal-fractal, inicia un nuevo camino. Debe de traspasar la Estígia laguna, vencer el espejismo-acertijo de la Esfinge y esperar la conjunctio astral necesaria para que el Caronte barquero decida llevar-la-te a la otra orilla.

Recuerda, Nigromante que si en esta fase estás, Muerto estás. Y solo si aprecias en nada tu vida y en todo la vida del mundo llegaras a los pies del tedioso y terrífico Cancerbero.
Tras de el, o mejor dicho tras de las multiples y feroces cabezas te espera la consecución del magnifico elixir sito el hermoso jardín de las Hespérides. Pero para ello debes de lograr sellar lo metalico con lo acuoso, y lo igneo con lo aereo, su éter original. Esta tercera fase llamada del León Rojo o Rubredo.

Antes de tomarlo, quererlo o poseerlo, e intelectualizarlo debes de descubrir el verdadero velo que cubre tu Alma, y no preguntar nada y dejar que la ensoñación cumplimente el último y secreto paso para que a la vida retorne aquel humúnculo dorado llamado por algunos Hermión o Mercurio de los Filósofos. Si Tu Le Mereces, Te Merecerá.

A mòn Frere et Ami Grande

M i C a E l V